Al final de la tarde encontramos a Tobías y su mula, o al menos lo que quedaba de ellos. Los tuétanos del pobre desgraciado debían de ser poca cosa porque aquello se nos echó encima con un chillido de hambre que aún me pone la piel de gallina. Destripó...

Por: Lord Borjado

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Al final de la tarde encontramos a Tobías y su mula, o al menos lo que quedaba de ellos. Los tuétanos del pobre desgraciado debían de ser poca cosa porque aquello se nos echó encima con un chillido de hambre que aún me pone la piel de gallina. Destripó...

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